Hasta no hace mucho pensaba que eso de liderar, de ser líder, no iba conmigo.
Recuerdo varios episodios de mi infancia en los que en el colegio había aquella niña a la que toda o la mayoría de la clase la seguía. Jugaban y hacían lo que ella quería. Normalmente, siempre le acompañaba un par o tres niñas más, su séquito, las incondicionales.
Siempre me había llamado la atención y me había preguntado y eso ¿por qué?.
Tal vez, has pensado lo mismo y tienes algún recuerdo similar. Puede ser que incluso cuando piensas en un líder, te vienen imágenes de personas reconocidas a nivel mundial, con gran carisma, como Mahatma Gandhi, Martín Luther King, Steve Jobs…
Pueden ser personas más cercanas a ti, amigas, conocidos, compañeras de trabajo de las que se suele decir “tiene madera de líder”.
¿Qué crees que tienen todos ellos en común?
- ¿Que saben hablar en publico?
- ¿Que saben como motivar a las personas a su alrededor?
- ¿Que contagian su pasión por una causa, por una propuesta?
Posiblemente sea todo eso y mucho más, pero si algo les caracteriza y no creo equivocarme, es saber qué hacer con su vida, hacía donde quieren ir, saberlo transmitir y arriesgarse.
Saber liderar su vida, o más que saberlo, hacerlo.
Tener claro lo que quieren, lo que desean, con lo que sueñan y hacer lo necesario para conseguirlo. A pesar de los obstáculos, de las dificultades, conseguir mantenerse a flote con la mirada puesta en lo que desean y acoger a todos aquellos que estén dispuestos a unirse.
¿Cómo si no, pueden conseguir que alguien crea en ellos?
¿Cómo conseguir liderar tu propia vida?
Liderar requiere compromiso contigo misma y responsabilizarte de todo aquello que te pasa. Porque eres tú quien decide o dejas que otros decidan por ti.
Eres tú quien cree en lo que hace o no. Eres tú quien encuentra la motivación en lo que haces, en lo que te propones.
De tu actitud, en los momentos de dificultad, depende el resultado que consigas.
Tu habilidad para gestionar tu estado, tus emociones, hará que puedas afrontar momentos de incertidumbre y encuentres una solución. Reconocer tus temores, dudas, miedos y sobreponerte a ellos haciéndoles frente.
¿Y que cosa es más importante que liderar tu propia vida?
Imagina poder sentir, con todo tu cuerpo (tu mirada, tu estómago, tus manos, tu voz, tu corazón, tu mente, tus piernas), cada momento, cada día, que tu tienes el poder, que tú eliges tu camino, que tú decides a donde quieres llegar.
Imagina… cierra los ojos por un momento e imagina.
¿Cuándo te has sentido así?
Seguro que ha habido momentos o un momento en tu vida que te has sentido así, aunque haga mucho tiempo.
Recupera ese momento, esas sensaciones, las imágenes, lo que oías, decías, lo que hay a tu alrededor, lo que sentías.
¡AVISO NAVEGANTES!
Sólo recordarte, porque saberlo, seguro que lo sabes, que para que esto suceda debes dar un salto.
Sí, saltar para salir de esa zona confortable en la que la mayoría de las veces estás. Esa zona en la que, aunque no te guste mucho (ese comentario de tu jefe, esa actitud pesimista de tu pareja, esa amiga que no deja de quejarse, eso que no te atreves a hacer porque no te sientes segura), ya te la conoces y sabes como manejarte.
Dar ese salto que te permitirá, a pesar de tus dudas, temores, miedo, de la incertidumbre, hacer un giro también en tu vida. Y cuando lo haces y lo consigues, tienes esa sensación de expansión, de libertad, de ser más tu misma, en definitiva de crecer.
Y el cuerpo te pedirá más. Aunque notes un cierto temblor y que algo en tu cuerpo se aprieta, algo te dirá que tienes que repetirlo.
Coger las riendas de tu vida, tiene un precio, pero ¿te has preguntado cual es el precio de no hacerlo?
Ahora es tu turno, para compartir cual es tu experiencia. ¿En que momentos has tenido esa sensación?
Cuando he decidido que trabajo en lo que me gusta y no en otro sector laboral a pesar de las dificultades y finalmente lo he conseguido.
¡Enhorabuena Marta!Seguro que la satisfacción que sientes por hacer aquello que realmente te gusta a pesar de los obstáculos que
hayas podido encontrar, no tiene precio.