El secreto para no sufrir cuando no se cumplen tus expectativas

Hoy tengo que confesarte algo. En más de una ocasión las cosas no son como a mi me gustaría que fueran.

Me ha hecho reflexionar sobre ello un artículo del Huffintonepost sobre los embarazos con cesárea. Sí, porque a mi me ocurrió cuando tuve a mi hija. Me estuve preparando durante casi 9 meses para tener un parto natural y a ser posible con la mínima intervención (sin epidural) y de repente me encontré en la sala de preparación para entrar en quirófano para hacerme una cesárea.

Y es que estás situaciones inesperadas se dan y más a menudo de lo que nos gustaría. Tenemos unas expectativas sobre algún hecho en concreto (una reunión de trabajo, un ascenso, un viaje con la familia o amigas, una celebración, una charla con nuestra pareja..) y no se cumplen en absoluto.

¿No te ha pasado a ti en alguna ocasión?

Incertidumbre y cambio

El tema es que el ser humano no está preparado para la incertidumbre. Nuestro cerebro busca la comodidad, esa que nos da la rutina, el tenerlo todo planificado, en definitiva el saber con antelación lo que va a suceder.

Esta es la realidad y a ella nos tenemos que enfrentar.

Cómo lo hacemos va a depender, como en la mayoría de las situaciones, de cual es el aprendizaje que hemos hecho a lo largo de nuestra vida.

Que tipo de experiencias hemos tenido desde nuestra tierna infancia hasta la actualidad. Puede ser que de pequeña todo aquello que pedías lo tuvieras de inmediato y siempre. Puede ser que hicieras siempre lo que querías sin importar el momento, lugar, lo que querían los demás.

Puede ser que a tu alrededor hubiera drama cada vez que no se cumplían las expectativas del tipo que fuesen.

Tal vez te vengan recuerdos de esos momentos con tus padres, hermanos, en el colegio, tus amigas, tu novio, etc que te den algunas pistas sobre ese aprendizaje que has ido realizando a lo largo de tu vida y que después se concreta en tu manera de actuar, en tu conducta.

¿Cómo reaccionamos?

Ante este imprevisto, ante este deseo no cumplido podemos reaccionar de diferentes maneras. Dependerá de la situación, por supuesto, pero sobre todo de tu carácter, de tu manera de afrontar estas situaciones, de los recursos personales que tengas.

  • El enfado y la rabia son las más habituales. Te enfadas porque no entiendes que ha ocurrido para que las cosas fueran así. No entiendes que, después de todo lo que has hecho para que todo fuera según lo previsto, no haya funcionado. Piensas que los demás no han colaborado, no han hecho lo que tenían que hacer, no han tenido en cuenta… y seguro que hay más.

  • El sentirte la victima de la historia. Te preguntas ¿por qué me pasa siempre esto?, ¿por qué no me han dado la respuesta que yo esperaba? Nada me sale como lo planifico, todo me sale mal.

  • Rompiéndolo todo. Si, está en otra, tirándola el móvil a la cabeza. A veces yendo más allá. La violencia es otra de las maneras de reaccionar.

Todas estas reacciones se pueden dar en mayor o en menor medida, con mayor o menor intensidad. Seguramente alguna de ellas es la más habitual en tu caso.

Depende de dos factores principalmente:

  • Cómo percibimos la situación, el hecho en sí. Que nivel de importancia le damos. Cuanto llegamos a exagerar la situación que vivimos.

  • No tolerar el malestar, la molestia que nos provoca.

¿Qué puedes hacer?

  • Primero revisa tus expectativas. ¿Son realistas? ¿dependen de ti exclusivamente? La autoexigencia es uno de los factores que en muchas ocasiones generan un gran nivel de frustración, ansiedad, desmotivación. Si en ambos casos la respuesta es no, rebaja el listón.

  • Comprueba si tu nivel de tolerancia a la frustración es bajo. Si te sientes frustrada muy a menudo y ante hechos que, mirados con cierta perspectiva, no son muy relevantes para tu vida, sería conveniente que te cuestionaras que está ocurriendo.

En muchas ocasiones tiene que ver con tus creencias (¡esto debería de ser así!, todo el mundo debería de comportarse de esta manera) o el tipo de pensamientos que tienes habitualmente.

  • Deja de compararte. Si en tu entorno de trabajo o familiar, hay un alto nivel de competitividad y exigencia, comprueba si la fuente de la frustración proviene del compararte con determinadas personas. En ese caso, planteate si realmente deseas seguir dejándote llevar por las expectativas de los demás.

  • Aceptar la realidad. Cuando no depende de ti, como es el caso de una cesárea, o que llueve ese domingo que ibais a ir a la playa, entonces lo que puedes hacer es aceptar lo que está ocurriendo. Si existe la posibilidad, busca alternativas y si no, prepárate para llevarlo lo mejor posible.

Eso es lo que hice, aproveché todos los ejercicios que había hecho para prepararme para el parto, para estar más relajada, tranquila y consciente. Así pude afrontar la cesárea y lo que vino detrás, a pesar del miedo, la intranquilidad y poder vivir ese momento tan importante para mi con toda la conciencia que pude.

No dejes que la frustración te impida disfrutar de lo que tienes o no te deje vivir nuevas experiencias y conseguir nuevos logros. En tu vida seguro que hay muchos momentos en los que has podido con ella y , seguro, habrán muchos más.

¿Crees que puedes conseguir una mayor tolerancia a la frustración? ¿Qué tipo de situaciones son las que peor llevas? Me encantaría poder leerte sobre el tema.

4 comentarios en «El secreto para no sufrir cuando no se cumplen tus expectativas»

  1. En un tiempo cualquier cambio de planes era una frustración…
    Con los años y el trabajo personal no es así y tener hijos ayuda a ir más rápido.
    Cambio de planes constante y no pasa nada !!
    Bss

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    • Totalmente de acuerdo Marga, la experiencia y el trabajo personal facilita aceptar los cambios y gestionarlos.
      Tener hijos es como hacer un Master y fortalece el músculo de la tolerancia a la frustración.
      Sobre lo de que no pasa nada. Creo que pasar, pasa lo que ocurre que nuestra percepción y manera de reaccionar cambian.
      Muchas gracias por tu aportación.

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  2. Mi mayor frustración surge cuando mis hijos no sacan las máximas calificaciones en el cole y cuando a mí no me funciona la clase (soy maestra). Es muy grande mi sufrimiento. Nunca estoy satisfecha de mis logros y los de mis hijos. Pienso que los demás son mejores que nosotros.

    Responder
    • Hola Sonia, entrar en la comparación continua hace que estés mirando hacia afuera, pendiente de lo que hacen o dejan de hacer los demás. Seguramente siempre encontrarás alguien que según tu opinión lo haga mejor, sea más guapo, más listo, más simpático… Entiendo tu sufrimiento porque estás chequeando continuamente y nunca es suficiente. Es como si nunca llegases. Lo positivo es que eres consciente de ello. Procura recordártelo a ti misma sobre todo para no traspasar tu exigencia a tus hijos y valora los logros que seguro que consigues. Sería conveniente que pusieras atención en este tema e incluso si lo ves necesario, que pidas ayuda. Te estoy muy agradecida por haberlo compartido. Un fuerte abrazo,

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