¿Qué te pasa cuando tu cuerpo toma las riendas de tu vida?

Cosas que nos dice nuestro cuerpo y no queremos escuchar

¿Escuchas a tu cuerpo?

¿Alguna vez tu cuerpo ha tomado las riendas y has tenido que parar?

Igual te estás preguntando, ¿que quieres decir con todo esto? ¿qué es eso de que el cuerpo coge las riendas?

Me estoy refiriendo a esos momentos que todos y sí, digo todos, hemos vivido o tal vez sufrido. Una enfermedad, no necesariamente grave, pero si suficientemente potente para ponernos el freno en nuestro trajín diario.

¿Verdad que sí? Si, una gripe, un esguince en un pie, un problema intestinal que nos nos deja alejarnos mucho del lavabo, una lumbalgia, etc. Esas que no requieren ingreso, que no nos va la vida, pero que nos detienen.

Hace una semana tuve una de esas gripes, de esas que te sube la fiebre y cuando estás de pie todo te da vueltas y las piernas te flaquean, de esas que sólo tienes ganas de dormir y el sueño parece que no se acaba nunca (como en las películas cuando se despiertan y le dicen al protagonista, si llevas 4 días en la cama), de esas en las que la cabeza parece que va a ritmo de caracol o ni eso porque no puedes pensar, etc.

A eso me refiero, ahí nuestro cuerpo ha dicho basta.

¿Qué te ocurre cuando ese momento fatídico llega?

Cada persona puede reaccionar de una manera diferente, a veces, dependiendo de las circunstancias, el momento, pero también tenemos una manera personal, una actitud ante estas situaciones. Vamos a revisar algunas:

¡Ahora no puede ser!

Se podría resumir en esta frase u otras similares:

  • Esto no es posible”

  • A mi no me puede pasar”

  • No me lo puedo permitir”

  • No puedo ponerme enferma”

y algunas más.

Reaccionas cómo si no fuera contigo, como si fuera un error de la Naturaleza. Es un Rechazo absoluto, negamos la realidad, los hechos.

La poca energía que te queda la dedicas a combatir, a oponerte, a no aceptar. Pretendes seguir con tu ritmo habitual y hacer toda esa larga lista de cosas, ¡tan importantes!

Vas arrastrándote todo el día, tirando de tu cuerpo, de ese lastre o simplemente has caído derrotada y estás tumbada pensando en todo eso que tienes que hacer.

¿Qué he hecho yo para merecer esto?

  • Justo ahora, esta semana que tengo …

  • ¿por qué me pasan estas cosas?

Queja, victimismo. Como si todo se hubiera confabulado para que a ti te pase lo que te está pasando. Y te quedas ahí, dándole vueltas al tema, cómo si el repetir esa cantinela una y otra vez te fuera a servir de algo.

¡Atención! Lo único que ocurre es que te has puesto enferma, que este año la gripe ha venido muy fuerte y a tu alrededor hay muchas personas que te han podido contagiar, o que estás sentada durante muchas horas y casi no te mueves y tienes la espalda contraída casi todo el día, o…

Existe la enfermedad, ya sea por contagio, por no cuidarse lo necesario, etc. etc.

Cuando Aceptamos los Hechos

Sí, no te gusta lo que te pasa, pero tú como todo el mundo puede ponerse enferma, puede tener un pequeño accidente y eso es una realidad. Una realidad que aunque no te guste, lo mejor que puedes hacer es aceptarla.

Todas esa energía que gastas quedándote en la queja o la negación, puedes ponerla a tu servicio, al servicio de lo que necesita tu cuerpo en este momento desde la aceptación.

Aceptar no tiene que ve con resignarse, es simplemente aceptar cómo estás, hasta donde puedes llegar, cuales son tus límites (en estas situaciones a poco que escuches a tu parte física te será fácil) y desde ahí puedes ocuparte de lo que es prioritario realmente.

Te enfocas en lo principal y te puedo asegurar que, así, es mucho más fácil verlo, el tiempo toma otra dimensión y muchas de las cosas que eran tan importantes, quedan en la sombra y sólo ves lo relevante.

Y vas paso a paso avanzando en esa recuperación con una plan revisable día a día, en el que puedes descubrir hasta donde puedes llegar y qué es lo que tienes que atender (tu recuperación, tus hijos, tu trabajo, tu casa, etc) según sea tu situación.

Te lo digo por mi propia experiencia. Esos días que estuve enferma simplemente me centre en recuperarme, el que mi hija estuviera atendida en todos los sentidos, y en preparar una charla que tenía comprometida. Puse foco y te aseguro, que el resto se disipó, facilitándome mucho las cosas. Reduje mi actividad mental al mínimo, esa actividad que va hacia la queja, el rechazo, etc.

En una parada técnica de este tipo puedes descubrir, darte cuenta, de qué es lo realmente importante, de cual es tu patrón habitual de conducta, tu actitud ante estas situaciones. Actitud que habitualmente está en situaciones similares y que en muchas ocasiones no nos ayudan sino que nos restan fuerzas y energía.

Porque el cuerpo, poner la atención en las sensaciones, nos conecta con el momento presente, con lo que hay y desde ahí es cuando hay un cambio en nuestra percepción de la realidad.

Fíjate durante unos días cómo reaccionas ante los contratiempos y dificultades.

¿Y tú , sabes cual es tu actitud habitual?

Deja un comentario

Quiero superar el estrés que sufro en mi trabajo

¿Cómo puedo hacerlo?

Te Escucho

Escríbeme una consulta en este formulario y te contesto lo antes posible.

Terapia Individual en Barcelona (Sant Andreu-Nou Barris) y online vía zoom en donde quieras que estés